Ir al contenido principal

Tiempo

Parece una pavada, pero no lo es.

Pensá, cuánto tiempo te dedicás exclusivamente a hacer algo sólo para vos? Cuánto tiempo pasás solx, sin estímulos externos? Es decir, sin celu, sin netflix, sin compu, sin charlar con nadie. Sólo vos y tu silencio. Si contaste el tiempo que dormís, entonces no vale. 

Darme tiempo para estar sola, para escucharme y conocerme, para mí fue el gran paso que necesitaba dar para adentrarme en mi historia y comenzar a sanar.

Nada de lo que nos sucede es casual

Cuando nos agotamos, o nos sentimos mal tendemos a quejarnos, y eso no está mal, es una reacción natural y hasta animal de todo ser humano. Pero las cosas que nos toca pasar, no las vivimos porque sí. Tienen un objetivo. 

Decirte que la vida es cíclica, no es ninguna novedad. Sin embargo aún hoy seguimos escuchando a muchas personas quejándose de lo "mal que va todo". Y esto es lo que me empuja a seguir reforzando este concepto:  Muchos son los días en que vamos a estar arriba y otros tantos vamos a estar abajo. ¡Es normal y va a pasar! 

El inconveniente está en que cuando "estamos abajo" buscamos rápidamente salir de ahí, sin poder sentir. Es decir, escapamos de las emociones sin poder ver que en realidad ese estado, nos está desafiando a buscar el para qué de lo que estoy viviendo. 

Descubrir el "para qué" tengo que vivir esta realidad, sólo es posible cuando nos damos tiempo y espacio de silencio. Ese es el punto de partida. Porque desde ahí podemos ver con claridad, qué estamos creando en nuestra vida, qué cosas ya no queremos repetir, qué actitudes tenemos que cambiar y a qué herramientas o personas necesito acudir para mejorar mi vida.

Por eso no me cansaré de recomendarte que te des tiempo para vos. Tiempo de silencio. Tiempo de conexión interior. Realmente lo vale y cuando comiences a dártelo, ya no habrá vuelta atrás.

Maru🌙



Comentarios

Entradas populares de este blog

Un romance oculto

Siento que tengo una especie de romance oculto con el papel. Me gusta mucho, lo muestro poco y cada día se me hace más difícil no exponerlo y gritar a los cuatro vientos que… ¡Ay! casi se me escapa. Digo que tengo un romance oculto con el papel, porque en realidad estoy sintiendo un enamoramiento muy de adolescentes. De repente me doy cuenta que cada vez que me encuentro cara a cara con él se me enciende el fuego interior y se me ocurren miles de ideas para ponerme a crear. Cuando estoy con él, todo fluye. Cuando estoy con él, todo pasa. Cuando estoy con él, mi energía creativa se potencia. Cuando estoy con él, me siento en libertad. Cuando estoy con él, el tiempo se detiene. Parece como si tuviera un poder superior que apenas nos encontramos y entramos en contacto todos los relojes del mundo se paran. En el papel puedo ponerle voz a mis deseos, a mis inquietudes, a mis dudas, a mis miedos, a mis vivencias. Puedo hacer y ser en libertad. No tengo que pedirle permiso para nada. Él me in...

Me tengo a mí

Conviven en mí varias personas. Muchas. En un intento de clasificarlas diría que esas personas representan dos partes muy claras de mí: La parte niña. La parte adulta. Y en este camino de autoconocimiento que comencé a transitar hace un par de años, me voy dando cuenta de que la parte niña, está cada vez más presente. Se hace ver porque me siento frágil. Débil. Miedosa. Cuando estas sensaciones de la niña se hacen presentes, la parte adulta no sabe qué hacer. La invita a jugar. A que dibuje. A que se entretenga con cosas que le gustan. Pero no siempre funciona. Porque a veces la parte niña sólo quiere estar así. Débil. Frágil. Miedosa. Y sólo busca que la parte adulta la sostenga. La acompañe. La acepte. Que no la quiera cambiar. Va a pasar. La parte adulta sabe que esas sensaciones van a pasar. Y la niña va a volver a la tranquilidad. El tema está en que pueda tenerle paciencia y que se entregue a aprender a estar. Aprender a sostenerla. A aceptarla. Y que no la quiera cambiar.

Escribiendo haikus, para volver a mí.

El año pasado conocí de casualidad, si es que existen las casualidades, lo que era un haiku. Supongo que habrá sido por alguna cuenta de instagram, ahora no me acuerdo. Tampoco me acuerdo cuál fue el primer haiku que leí. Porque cuando me topé con uno y su nombre, me puse a buscar más y a leer y leer sin parar y se abrió una puerta gigante delante de mí. Resulta que un haiku, es una especie de poema cortito de origen japonés, que consiste en tres versos que tienen: 5, 7 y 5 sílabas fonéticas, que se llaman moras. Digo sílabas fonéticas porque los versos no se separan en sílabas como lo aprendimos en el colegio, sino que se separan según como suenan.  Les voy a dar un ejemplo para que se entienda, y después les voy a contar qué tiene que ver esto, con lo que hoy les quiero compartir. Va el ejemplo: La frase mate amargo , si la separamos en sílabas de la manera tradicional, veremos que tiene 5 sílabas. ma te a mar go Pero si tenemos en cuenta su fonética, nos encontraremos con que es...