Ir al contenido principal

Carta al abuelo Jaime


Bordenave, 22 de marzo de 2021



¡Hola abuelo!

Soy Mariela, la hija de Hector y Marisa. Te escribo esta carta desde la calma y tranquilidad del pueblo en donde estoy viviendo. Junto a mi compañero, Zamán, nos vinimos a vivir en diciembre del año pasado al pueblo de donde es él. El pueblo se llama Bordenave, pertenece al partido de Puán y queda a unos 600 km de Varela. Es un pueblo muy chiquito, de aproximadamente 800 habitantes, con una paz y tranquilidad increíbles.

Estamos viviendo junto a nuestra gata (Bondiola), en una casa que nos dieron sus papás. Esta casa tiene un montón de años y es de la familia, queda en la calle Cacique Pincén, a unos metros de la estación de tren.

Hace tres meses que estamos acá y la verdad es que no hay un día en el que no piense en la familia. Hay días en que extraño mucho y otros días donde estoy más tranquila y disfruto más de estar acá.

Pensé en escribirte esto para contarte que estoy bien (estamos bien) y que estoy muy feliz de estar acá. Me encanta el pueblo, su gente, y todo lo que voy aprendiendo día a día. Acá hay muchos campos, muchos caminos, mucho verde y a veces nos vamos a andar en bici con Zamán aprovechando los días lindos y el tiempo que tenemos. Acá te voy a mandar también unas fotos para que veas lo lindo de este lugar.

Bueno abuelo, espero que vos andes muy bien y que recibir esta carta sea de tu agrado.

Cuando vuelva a Varela, de visita, te iré a ver. Quiero que sepas que te quiero mucho y que a pesar de estar lejos, siempre me acuerdo de vos.

Te mando muchos abrazos, y mandales también muchos saludos a Adri y Vero. Nos estaremos viendo o hablando,

Hasta la próxima, te quiere mucho

Mariela Alejandra Gerez (tu nieta)



Comentarios

Entradas populares de este blog

Un romance oculto

Siento que tengo una especie de romance oculto con el papel. Me gusta mucho, lo muestro poco y cada día se me hace más difícil no exponerlo y gritar a los cuatro vientos que… ¡Ay! casi se me escapa. Digo que tengo un romance oculto con el papel, porque en realidad estoy sintiendo un enamoramiento muy de adolescentes. De repente me doy cuenta que cada vez que me encuentro cara a cara con él se me enciende el fuego interior y se me ocurren miles de ideas para ponerme a crear. Cuando estoy con él, todo fluye. Cuando estoy con él, todo pasa. Cuando estoy con él, mi energía creativa se potencia. Cuando estoy con él, me siento en libertad. Cuando estoy con él, el tiempo se detiene. Parece como si tuviera un poder superior que apenas nos encontramos y entramos en contacto todos los relojes del mundo se paran. En el papel puedo ponerle voz a mis deseos, a mis inquietudes, a mis dudas, a mis miedos, a mis vivencias. Puedo hacer y ser en libertad. No tengo que pedirle permiso para nada. Él me in...

Me tengo a mí

Conviven en mí varias personas. Muchas. En un intento de clasificarlas diría que esas personas representan dos partes muy claras de mí: La parte niña. La parte adulta. Y en este camino de autoconocimiento que comencé a transitar hace un par de años, me voy dando cuenta de que la parte niña, está cada vez más presente. Se hace ver porque me siento frágil. Débil. Miedosa. Cuando estas sensaciones de la niña se hacen presentes, la parte adulta no sabe qué hacer. La invita a jugar. A que dibuje. A que se entretenga con cosas que le gustan. Pero no siempre funciona. Porque a veces la parte niña sólo quiere estar así. Débil. Frágil. Miedosa. Y sólo busca que la parte adulta la sostenga. La acompañe. La acepte. Que no la quiera cambiar. Va a pasar. La parte adulta sabe que esas sensaciones van a pasar. Y la niña va a volver a la tranquilidad. El tema está en que pueda tenerle paciencia y que se entregue a aprender a estar. Aprender a sostenerla. A aceptarla. Y que no la quiera cambiar.

Escribiendo haikus, para volver a mí.

El año pasado conocí de casualidad, si es que existen las casualidades, lo que era un haiku. Supongo que habrá sido por alguna cuenta de instagram, ahora no me acuerdo. Tampoco me acuerdo cuál fue el primer haiku que leí. Porque cuando me topé con uno y su nombre, me puse a buscar más y a leer y leer sin parar y se abrió una puerta gigante delante de mí. Resulta que un haiku, es una especie de poema cortito de origen japonés, que consiste en tres versos que tienen: 5, 7 y 5 sílabas fonéticas, que se llaman moras. Digo sílabas fonéticas porque los versos no se separan en sílabas como lo aprendimos en el colegio, sino que se separan según como suenan.  Les voy a dar un ejemplo para que se entienda, y después les voy a contar qué tiene que ver esto, con lo que hoy les quiero compartir. Va el ejemplo: La frase mate amargo , si la separamos en sílabas de la manera tradicional, veremos que tiene 5 sílabas. ma te a mar go Pero si tenemos en cuenta su fonética, nos encontraremos con que es...