Ir al contenido principal

Hacer espacio

Las cosas que no decimos son como los souvenirs que seguimos teniendo hace mil años en el estante

se acumulan de a poco, casi sin darte cuenta

no dejan espacio para poner cosas nuevas

y con el tiempo empiezan a molestar.


¿Quién no tuvo en su estantería un souvenir de la costa? De esos que pronostican el tiempo.. o los clásicos caracoles que juntamos una tarde en el mar allá por 1998.

Pienso en estos objetos y me pregunto ¿Por qué acumulamos tanto?

¿Acaso no nos damos cuenta que de tanto acumular al final no dejamos espacio para lo nuevo?

Y esto no sólo aplica para el afuera ( la casa, la habitación, el placard). No, no. También aplica para lo que está dentro nuestro

La ecuación es simple:

Si queremos que ingresen cosas nuevas a nuestra vida: ya sea personas, oportunidades o experiencias entonces es clave empezar a hacer

E S P A C I O

Porque todo es reflejo de nosotrxs. "Como es afuera es adentro" dice el Kybalion.

Tal vez, aquello nuevo que estamos esperando, no se habilita porque no soltamos lo que tenemos adentro. ¿No?

Pero entonces  ¿Cómo se suelta lo viejo? ¿Cómo se hace espacio? ¿Diciendo "suelto y confío", no es suficiente?

Bueno, de esto quiero hablar hoy. Pero antes necesito aclarar algo: yo también repito suelto y confío, aunque se que no es suficiente. Ante todo sepan que yo re banco a los mantras. Pero de verdad, no creo que sean la solución mágica.

Creo que todo lo que deseamos para nosotras sucede por dos cosas: acción e introspección.

Y con esto me refiero a lo siguiente:

Acción: algo que implique movimientos. Tanto internos como externos. Que nos lleve a corrernos del lugar en donde estamos paraditas. Una acción que nos haga "Mover las cachas" como diría una amiga. Esto puede ser cualquier cosa eh. Podríamos llamar acción a probar una comida nueva, a escribir en un cuaderno, sacar turno con la psicóloga, o acordar una sesión de decodificación, a anotarse a un curso de macramé chino (¿existirá?)... Lo que sea. Pero que sea una acción que nos lleve a comprometernos. ¿Con quién? Con nosotras mismas.

Introspección: podríamos decir que esta se parece mucho a la anterior. Pero creánme que tienen sus diferencias. La introspección implica mirar pa´dentro mijita! Sentarse un rato al cobijo del sol de otoño junto al cuaderno y escribir y sincerarnos y decir lo que queremos y lo que ya nos hartamos de sostener. Esto último puede ser fuerte, llevará más tiempo seguramente, pero será necesario.


Ahora ¿Qué pasa con el afuera? Es decir, con todo lo que está quietito a nuestro alrededor. 

Volvamos a la imagen del caballito de mar que se pone rosado cada vez que "pronostica"  lluvia.. 

El afuera, como les decía al comienzo, refleja nuestro estado interior. Y aunque suene re loco, lo que hace mucho tiempo está en el mismo lugar y no recibe atención, acumula energía, ocupa espacio y no deja ingresar cosas nuevas.

Entonces.. (acá se viene una recomendación, que aplico bastante seguido y aprendí hace unos años): Hay que limpiar la casa, mover los muebles, revisar la ropa, regalar, donar, tirar lo que ya no resuena con nosotras. Hay que hacerlo.


Cuando esto lo hacemos a consciencia, les juro que todo se mueve. 

No es magia. Es energía. 

Pero pará. No me creas. Probalo.


Para ir cerrando este tema y para que puedas practicar esto, quiero compartirte dos maneras de hacer limpieza, para habilitar todo lo que espera llegar a nuestra vida:

1- Limpieza exterior: limpiar la casa, o al menos el espacio en donde más tiempo pasamos. Especialmente revisar muebles estantes y roperos, y despedirse de lo que ya no estamos usando (Recomiendo ver videos de Marie Kondo para ver cómo hacerlo de una manera amorosa y eficiente)

2-Limpieza interior: en un papel, que puede ser de tu cuaderno, o uno cualquiera, tomá nota de las cosas que te preocupan, de tus miedos, de tus inseguridades. Escribí específicamente qué te gustaría dejar atrás, superar, procesar. Cuando termines poné este papel en un sobre. Pegalo y dejalo guardado en un lugar que sólo vos lo encuentres. 


Recomendaciones para hacer las dos limpiezas: ponete musiquita relajante, hacelo con calma, no te apures. Todo lo que pasó por nuestra vida, tuvo un porqué y para qué, así que es importante hacer todo esto con mucho amor y respeto. 

Aclaración importante y final: esto de limpiar, para “soltar lo viejo” no es algo inmediato. No es algo que se hace una vez y listo. Lleva  tiempo y proceso. Y es bueno también ser conscientes de esto. Lo que está en nuestra vida, no está porque sí.

Espero que esta especie de artículo consejero les haya gustado..

Nos vemos en otra entrega (?)


Maru




Photo by Analia Baggiano on Unsplash




Comentarios

Entradas populares de este blog

Un romance oculto

Siento que tengo una especie de romance oculto con el papel. Me gusta mucho, lo muestro poco y cada día se me hace más difícil no exponerlo y gritar a los cuatro vientos que… ¡Ay! casi se me escapa. Digo que tengo un romance oculto con el papel, porque en realidad estoy sintiendo un enamoramiento muy de adolescentes. De repente me doy cuenta que cada vez que me encuentro cara a cara con él se me enciende el fuego interior y se me ocurren miles de ideas para ponerme a crear. Cuando estoy con él, todo fluye. Cuando estoy con él, todo pasa. Cuando estoy con él, mi energía creativa se potencia. Cuando estoy con él, me siento en libertad. Cuando estoy con él, el tiempo se detiene. Parece como si tuviera un poder superior que apenas nos encontramos y entramos en contacto todos los relojes del mundo se paran. En el papel puedo ponerle voz a mis deseos, a mis inquietudes, a mis dudas, a mis miedos, a mis vivencias. Puedo hacer y ser en libertad. No tengo que pedirle permiso para nada. Él me in...

Me tengo a mí

Conviven en mí varias personas. Muchas. En un intento de clasificarlas diría que esas personas representan dos partes muy claras de mí: La parte niña. La parte adulta. Y en este camino de autoconocimiento que comencé a transitar hace un par de años, me voy dando cuenta de que la parte niña, está cada vez más presente. Se hace ver porque me siento frágil. Débil. Miedosa. Cuando estas sensaciones de la niña se hacen presentes, la parte adulta no sabe qué hacer. La invita a jugar. A que dibuje. A que se entretenga con cosas que le gustan. Pero no siempre funciona. Porque a veces la parte niña sólo quiere estar así. Débil. Frágil. Miedosa. Y sólo busca que la parte adulta la sostenga. La acompañe. La acepte. Que no la quiera cambiar. Va a pasar. La parte adulta sabe que esas sensaciones van a pasar. Y la niña va a volver a la tranquilidad. El tema está en que pueda tenerle paciencia y que se entregue a aprender a estar. Aprender a sostenerla. A aceptarla. Y que no la quiera cambiar.

Escribiendo haikus, para volver a mí.

El año pasado conocí de casualidad, si es que existen las casualidades, lo que era un haiku. Supongo que habrá sido por alguna cuenta de instagram, ahora no me acuerdo. Tampoco me acuerdo cuál fue el primer haiku que leí. Porque cuando me topé con uno y su nombre, me puse a buscar más y a leer y leer sin parar y se abrió una puerta gigante delante de mí. Resulta que un haiku, es una especie de poema cortito de origen japonés, que consiste en tres versos que tienen: 5, 7 y 5 sílabas fonéticas, que se llaman moras. Digo sílabas fonéticas porque los versos no se separan en sílabas como lo aprendimos en el colegio, sino que se separan según como suenan.  Les voy a dar un ejemplo para que se entienda, y después les voy a contar qué tiene que ver esto, con lo que hoy les quiero compartir. Va el ejemplo: La frase mate amargo , si la separamos en sílabas de la manera tradicional, veremos que tiene 5 sílabas. ma te a mar go Pero si tenemos en cuenta su fonética, nos encontraremos con que es...