Ir al contenido principal

Me gustaría

Me gustaría en algún momento poder compartir lo que quiera compartir sin pensarlo mucho.
Sin tener que estar dudando tanto.

¿Qué es eso que está detrás del miedo a compartir lo que una hace?
No digo compartirlo todo. 
Porque no creo que sea necesario y hay muchas cosas que me gusta tenerlas sólo para mí.
Pero esto, por ejemplo. Este dibujo ¿a quién puede dañar?
¿A quién puede molestarle?
Y esto parece una pavada, viste.
Pero es un ejemplo chiquito de algo que con el tiempo si no lo trabajamos se hace más grande y se traslada a todas las decisiones de la vida.

Una vez una grafóloga, tras analizar mi letra me dijo: tenés que empezar a vivir tu vida y dejar de vivir la vida de tus padres. Y yo dije ¿Kee?  ¿Ke dice señora si no me conoce?
Y ella siguió: tenés que empezar a vivir sin andar pidiendo permiso a todo el mundo para hacerlo. No necesitas el permiso de nadie para vivir.

27 años tenía en ese momento.
Y la verdad es que la escuché pero no entendí. Porque creía que lo que estaba haciendo (trabajando de lo que me había recibido, estudiando más posgrados, etc) lo estaba haciendo porque yo quería. Porque era MI deseo. Pero resultó que no era tan así y eso me llevó mi tiempo comprenderlo.

Y aún lo sigo procesando, como verás. Porque a pesar del camino recorrido y todo lo que ya comprendí, aún en estas cosas chiquitas, la duda vuelve a aparecer. El miedo al juicio me toca la puerta.

Y sí. Supongo que como todo, esto de ganar confianza también es cuestión de tiempo y que quizás es en estas cosas, que una puede practicar. Para poder animarnos a probar y permitirnos explorar y fallar y volver a intentar. Básicamente para poder poner en práctica eso de vivir la vida sin pedir permiso para hacerlo.

..

Reflexiones que se me cruzan por la cabeza cada vez que quiero compartir algo que siento que no tiene nada que ver con nada y que me lleva a hacerme problema por si lxs demás creen que soy "poco seria" o cosas así.
Uf 🙄

¿A vos también te visitan estos fantasmas mentales?

¿Cuántas cosas dejamos de hacer por miedo a lo que los demás pueden llegar a decir?

¿A quién le estamos pidiendo permiso para vivir?

Qué interesante sería poder escribir estas respuestas en papel y ver qué cositas aparecen. ¿Lo hacemos?


Comentarios

Entradas populares de este blog

Un romance oculto

Siento que tengo una especie de romance oculto con el papel. Me gusta mucho, lo muestro poco y cada día se me hace más difícil no exponerlo y gritar a los cuatro vientos que… ¡Ay! casi se me escapa. Digo que tengo un romance oculto con el papel, porque en realidad estoy sintiendo un enamoramiento muy de adolescentes. De repente me doy cuenta que cada vez que me encuentro cara a cara con él se me enciende el fuego interior y se me ocurren miles de ideas para ponerme a crear. Cuando estoy con él, todo fluye. Cuando estoy con él, todo pasa. Cuando estoy con él, mi energía creativa se potencia. Cuando estoy con él, me siento en libertad. Cuando estoy con él, el tiempo se detiene. Parece como si tuviera un poder superior que apenas nos encontramos y entramos en contacto todos los relojes del mundo se paran. En el papel puedo ponerle voz a mis deseos, a mis inquietudes, a mis dudas, a mis miedos, a mis vivencias. Puedo hacer y ser en libertad. No tengo que pedirle permiso para nada. Él me in...

Me tengo a mí

Conviven en mí varias personas. Muchas. En un intento de clasificarlas diría que esas personas representan dos partes muy claras de mí: La parte niña. La parte adulta. Y en este camino de autoconocimiento que comencé a transitar hace un par de años, me voy dando cuenta de que la parte niña, está cada vez más presente. Se hace ver porque me siento frágil. Débil. Miedosa. Cuando estas sensaciones de la niña se hacen presentes, la parte adulta no sabe qué hacer. La invita a jugar. A que dibuje. A que se entretenga con cosas que le gustan. Pero no siempre funciona. Porque a veces la parte niña sólo quiere estar así. Débil. Frágil. Miedosa. Y sólo busca que la parte adulta la sostenga. La acompañe. La acepte. Que no la quiera cambiar. Va a pasar. La parte adulta sabe que esas sensaciones van a pasar. Y la niña va a volver a la tranquilidad. El tema está en que pueda tenerle paciencia y que se entregue a aprender a estar. Aprender a sostenerla. A aceptarla. Y que no la quiera cambiar.

Escribiendo haikus, para volver a mí.

El año pasado conocí de casualidad, si es que existen las casualidades, lo que era un haiku. Supongo que habrá sido por alguna cuenta de instagram, ahora no me acuerdo. Tampoco me acuerdo cuál fue el primer haiku que leí. Porque cuando me topé con uno y su nombre, me puse a buscar más y a leer y leer sin parar y se abrió una puerta gigante delante de mí. Resulta que un haiku, es una especie de poema cortito de origen japonés, que consiste en tres versos que tienen: 5, 7 y 5 sílabas fonéticas, que se llaman moras. Digo sílabas fonéticas porque los versos no se separan en sílabas como lo aprendimos en el colegio, sino que se separan según como suenan.  Les voy a dar un ejemplo para que se entienda, y después les voy a contar qué tiene que ver esto, con lo que hoy les quiero compartir. Va el ejemplo: La frase mate amargo , si la separamos en sílabas de la manera tradicional, veremos que tiene 5 sílabas. ma te a mar go Pero si tenemos en cuenta su fonética, nos encontraremos con que es...