Ir al contenido principal

Mis páginas matutinas

Comenzar cada mañana frente al cuaderno, tomar la lapicera y vomitar lo primero que necesito sacar de mi cuerpo, es una de las maneras de liberar mi mundo emocional.

Pero no siempre lo hice.

Antes escribía en cualquier momento, no tenía una rutina u horario fijo.
Y desde el año pasado eso cambió.

Más o menos para marzo, una amiga me contó que quería comenzar a leer El Camino del artista y que por una cosa u otra, a pesar de ya tenerlo en sus manos no había podido aún.

Después de esa charla me quedé pensando: Qué onda ese libro? No era la primera vez que alguien me hablaba de él.
Yo tomé esto como una señal y unos días después lo conseguí y me metí de lleno en la aventura.

El Camino del Artista, de Julia Cameron, es un libro considerado como la Biblia de los creativos. Y a pesar de que parece ser sólo para “artistas”, está dirigido a toda persona que quiera comenzar a conectar con todo su potencial creativo.

Entendiendo a la creatividad como el acto de crear, no sólo una “obra de arte” sino también:
✨crear una vida mejor, tranquila
✨crear una vida acorde a lo que deseamos

Este libro, no es un libro cualquiera. Tiene un tiempo y un ritmo bien claro. Yo diría que no es un libro para leer, sino para vivenciar. Es divertido, pero también profundo. Y quizás sea por esto, que muchxs lo empiezan y después lo dejan.

Las Páginas Matutinas (que mencioné hace unos días en historias) son una de las propuestas de este libro.

Según su autora, “las páginas matutinas son una vía válida que induce a la introspección y nos ayuda a hacer cambios reales en nuestras vidas. Nos llevan al otro lado de nuestros miedos, de nuestra negatividad, de nuestros altibajos. Y sobre todo nos alejan de nuestro censor” (la vocecita del mal)

Según Julia, todo lo que volcamos en esas hojas en la mañana, es lo que se interpone entre nosotros y nuestros días. Por lo que al dejarlo en el papel, podemos ir por la vida más livianxs.

Este tema la verdad es que da para charlar un rato, así que voy a seguir contándote acá:

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un romance oculto

Siento que tengo una especie de romance oculto con el papel. Me gusta mucho, lo muestro poco y cada día se me hace más difícil no exponerlo y gritar a los cuatro vientos que… ¡Ay! casi se me escapa. Digo que tengo un romance oculto con el papel, porque en realidad estoy sintiendo un enamoramiento muy de adolescentes. De repente me doy cuenta que cada vez que me encuentro cara a cara con él se me enciende el fuego interior y se me ocurren miles de ideas para ponerme a crear. Cuando estoy con él, todo fluye. Cuando estoy con él, todo pasa. Cuando estoy con él, mi energía creativa se potencia. Cuando estoy con él, me siento en libertad. Cuando estoy con él, el tiempo se detiene. Parece como si tuviera un poder superior que apenas nos encontramos y entramos en contacto todos los relojes del mundo se paran. En el papel puedo ponerle voz a mis deseos, a mis inquietudes, a mis dudas, a mis miedos, a mis vivencias. Puedo hacer y ser en libertad. No tengo que pedirle permiso para nada. Él me in...

Me tengo a mí

Conviven en mí varias personas. Muchas. En un intento de clasificarlas diría que esas personas representan dos partes muy claras de mí: La parte niña. La parte adulta. Y en este camino de autoconocimiento que comencé a transitar hace un par de años, me voy dando cuenta de que la parte niña, está cada vez más presente. Se hace ver porque me siento frágil. Débil. Miedosa. Cuando estas sensaciones de la niña se hacen presentes, la parte adulta no sabe qué hacer. La invita a jugar. A que dibuje. A que se entretenga con cosas que le gustan. Pero no siempre funciona. Porque a veces la parte niña sólo quiere estar así. Débil. Frágil. Miedosa. Y sólo busca que la parte adulta la sostenga. La acompañe. La acepte. Que no la quiera cambiar. Va a pasar. La parte adulta sabe que esas sensaciones van a pasar. Y la niña va a volver a la tranquilidad. El tema está en que pueda tenerle paciencia y que se entregue a aprender a estar. Aprender a sostenerla. A aceptarla. Y que no la quiera cambiar.

Escribiendo haikus, para volver a mí.

El año pasado conocí de casualidad, si es que existen las casualidades, lo que era un haiku. Supongo que habrá sido por alguna cuenta de instagram, ahora no me acuerdo. Tampoco me acuerdo cuál fue el primer haiku que leí. Porque cuando me topé con uno y su nombre, me puse a buscar más y a leer y leer sin parar y se abrió una puerta gigante delante de mí. Resulta que un haiku, es una especie de poema cortito de origen japonés, que consiste en tres versos que tienen: 5, 7 y 5 sílabas fonéticas, que se llaman moras. Digo sílabas fonéticas porque los versos no se separan en sílabas como lo aprendimos en el colegio, sino que se separan según como suenan.  Les voy a dar un ejemplo para que se entienda, y después les voy a contar qué tiene que ver esto, con lo que hoy les quiero compartir. Va el ejemplo: La frase mate amargo , si la separamos en sílabas de la manera tradicional, veremos que tiene 5 sílabas. ma te a mar go Pero si tenemos en cuenta su fonética, nos encontraremos con que es...