Siento que tengo una especie de romance oculto con el papel. Me gusta mucho, lo muestro poco y cada día se me hace más difícil no exponerlo y gritar a los cuatro vientos que… ¡Ay! casi se me escapa.
Digo que tengo un romance oculto con el papel, porque en realidad estoy sintiendo un enamoramiento muy de adolescentes. De repente me doy cuenta que cada vez que me encuentro cara a cara con él se me enciende el fuego interior y se me ocurren miles de ideas para ponerme a crear.
Cuando estoy con él, todo fluye.
Cuando estoy con él, todo pasa.
Cuando estoy con él, mi energía creativa se potencia.
Cuando estoy con él, me siento en libertad.
Cuando estoy con él, el tiempo se detiene.
Parece como si tuviera un poder superior que apenas nos encontramos y entramos en contacto todos los relojes del mundo se paran.
En el papel puedo ponerle voz a mis deseos, a mis inquietudes, a mis dudas, a mis miedos, a mis vivencias.
Puedo hacer y ser en libertad.
No tengo que pedirle permiso para nada. Él me inspira y me deja crear. Sólo me tengo que dejar llevar y disfrutar.
Estar con él es pura magia. Pero. Mi problema es que no me animo a decirlo. No me animo a confesarlo y siento que esto tiene que salir a la luz. Porque nuestro amor es realmente verdadero y sincero.
Así que sí. ¿Saben qué? ¡Lo voy a hacer! Me voy a animar, acá, ahora mismo, ya, ya, ya.
Respiro profundo y acá voy:
¡Papel estoy enamorada de vos!
Te amo te amo te amo y desde que llegaste a mi vida soy una persona mejor.
¡Gracias por existir! ¡Gracias por dejarme ser yo!
Comentarios
Publicar un comentario