Ir al contenido principal

Instantes mágicos

 Hay instantes que no quiero que se me escapen.

Hay pequeñas cosas que no quiero que se me pierdan.

Antes solía acumular mucho
Ropa, libros, objetos, papeles papeles y más papeles.

De a poco me fui despojando de eso.
No sin despedirme bien de todo lo que me acompañó en su momento.

Ahora guardo mucho. Pero de otras cosas.

Ahora atesoro instantes.
Cositas pequeñas.

Como el maullido de un gatito que me toma de sorpresa,

Un beso en la frente,

El sabor del chocolate cuando estoy menstruando

El aroma de mi experimento de té de flores de azahar y canela, en la mañana.

La satisfacción de lograr hacer cosas con mis manos

Encontrar medias debajo de la almohada cuando me encuentra el frío en la noche

Los cambios de colores y formas de las plantas

El canto del pájaro carpintero que todas las mañanas viene a comer higos

La sonrisa de un niño
Un saludo atento
Un "y cómo estás vos?"
Y también el "gracias por escucharme"

Tantos tantos instantes atesoro que me ayudaron a darme cuenta de algo:

Cuanto mas consciencia tomo de la vida, la vida me regala más.
Cuando mas habito el presente más maravillas puedo atesorar.

♥️Deseo que en este día, puedas vivir al menos unos minutos en tu presente. 5, 10, 20 o más.
Usando tus sentidos y la respiración a tu favor.

♥️Y te propongo algo: coleccioná todos tus instantes mágicos de hoy. Todo lo que para vos tenga sentido.
Tal vez en tu cuaderno o en el celu.. con palabras o con imágenes. Como sea.
Pero al final del día, antes de irte a dormir repasalo. Y observá qué te hace sentir eso.

♥️Quizás guardarte esto, te sea de ayuda. O ponerte un recordatorio, porqué no?


Si lo hacés, me contás?

Maru





Comentarios

Entradas populares de este blog

Un romance oculto

Siento que tengo una especie de romance oculto con el papel. Me gusta mucho, lo muestro poco y cada día se me hace más difícil no exponerlo y gritar a los cuatro vientos que… ¡Ay! casi se me escapa. Digo que tengo un romance oculto con el papel, porque en realidad estoy sintiendo un enamoramiento muy de adolescentes. De repente me doy cuenta que cada vez que me encuentro cara a cara con él se me enciende el fuego interior y se me ocurren miles de ideas para ponerme a crear. Cuando estoy con él, todo fluye. Cuando estoy con él, todo pasa. Cuando estoy con él, mi energía creativa se potencia. Cuando estoy con él, me siento en libertad. Cuando estoy con él, el tiempo se detiene. Parece como si tuviera un poder superior que apenas nos encontramos y entramos en contacto todos los relojes del mundo se paran. En el papel puedo ponerle voz a mis deseos, a mis inquietudes, a mis dudas, a mis miedos, a mis vivencias. Puedo hacer y ser en libertad. No tengo que pedirle permiso para nada. Él me in...

12 días, 12 mañanas, 12 haikus

¿Podré escribir siete haikus en siete días? Con esta pregunta y con las ganas de retomar la escritura matutina que tan bien me hace, es que me lancé a hacer esta especie de desafío o reto.   La misión era simple. Cada mañana, al desayunar y antes de comenzar con mis actividades del día, me iba a sentar a intentar escribir un haiku por día. Sin mucha regla, más que el respetar el 5,7,5. Regla básica para construir haikus. Al llegar el día 7, me sentí con ganas de continuar. Y entonces extendí el desafío por 3 días más. Llegando a ser 10. Y al llegar el día 10, me dieron ganas de hacer más y los hice. Al día de hoy llevo escribiendo 12 haikus y estos son los que quiero compartirles porque son los que seleccioné crear un fanzine. Día 1 tomando mate mientras cantan pájaros volvió la calma Día 2 viento, humo y sol seductores aromas ¿Azhar o asado? Día 3 pan fresco y mate mariposas espejo un sol gigante Día 4 té de canela galletitas con dulce el tren ya pasó Día 5 nubes mentales la mosca...

Hubo todo

Hace mucho que no componía una canción. Si se puede llamar componer, a lo que acabo de hacer.  Anoche, mientras me duchaba, se me vinieron frases sueltas a la cabeza: Y hubo montañas y hubo ríos y hubo playas y hubo calles Se me venían estas frases y a medida que iban apareciendo yo las iba repitiendo en voz alta. Era como un diálogo entre mi cabeza y yo, que cada vez se hacía más largo y que de pronto se fue convirtiendo en una lista larga de “y hubo tal cosa y hubo tal otra…”  En un momento me pregunté, mientras me pasaba la esponja-guante por la axila derecha, si en realidad no se dice “hubieron calles, hubieron rutas”. No encontré una respuesta. Cuando me fui a acostar, me quedé pensando en esas frases y por un segundo dije las voy a anotar. Pero no lo hice. Confié en que no me las iba a olvidar y que tarde o temprano iban a volver. Esta mañana, mientras tomaba mate amargo, sentada frente a mi cuaderno, volvió. Volvió esta especie de poema que se había formado entre e...